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Persecución (2ª Parte)


          ¡Bonjour! ¿Cómo estáis todos? Bueno, ahora os traigo la segunda parte del relato "Persecución", en el que la inspectora de policía Kate y el agente Gerard tendrán que detener como sea a dos mafiosos en Londres. Ahí va!

    -De acuerdo. ¿Y la parte económica?- Le interrogó el hombre que tenía justo enfrente, un hombre arrogante, con el cabello negro despeinado, unas grandes gafas de sol, una chaqueta negra con camisa blanca y la corbata desaflojada, y cruzado de piernas con un martini en su mano izquierda.
    -Pues habíamos pensado en dividirla a partes iguales, ¿qué le parece?- Le contestó el tipo que se sentaba justo enfrente suya, un hombre con una chaqueta marrón y las manos cruzadas.
    -Ni de coña, tío.- Declinó su oferta justo antes de darle un trago a su vaso.- O un 75% para mí y para Tim, o nada.
    -¿Cómo?- Se asombraba el tipo de las manos cruzadas.- ¿Y qué pretendes? ¿Que nos dividamos el otro 25% entre cinco personas? Ni hablar. ¿O es que quieres que te recuerde cómo matasteis a esa pobre dependienta sin motivo alguno?
    -Ya os dijimos que fue en defensa propia. ¿O es que no se mete en esa cabezota que tienes?- Le gruñó el chico del martini y las piernas cruzadas.

    De mientras, a unos pocos metros de allí, la inspectora Kate y el agente Gerard les observaban con cierta cautela escondidos tras unos verdes setos.
    -Mira, Gerard. ¿Ves los dos tipos que están sentados en la cafetería de allí enfrente? El más joven de los dos, el que parece que tiene 25 años, viene de una mafia italiana. Por el contrario, el señor que parece tener unos 40 pertenece a una de las mafias rusas mas poderosas de hoy en día. Por eso esta misión es tan importante.
    -Interesante.
    -¿Qué quieres decir con “Interesante”?
    -Quiero decir que me parece interesante. Nada más.
    Kate soltó un breve resoplido de aire. Estaba escudriñando a través de sus prismáticos a ver si encontraba algo que les pudiera ser de utilidad. De nuevo sacó su walkie-talkie del bolsillo de su chaqueta.
    -Atención de nuevo a todas las unidades. Puedo ver a los dos. Están sentados en una cafetería charlando. Quedaros todos en vuestros puestos. Nosotros esperaremos a que salgan. A ver que hacen. A mi señal. Corto.
    -Espera, se están levantando.- Señaló Gerard.- Ya se van.
    -No te preocupes. Lo tenemos todo controlado. Prepara tu arma. Vayámonos de aquí.
    Poco a poco y con gran disimulo se sentaron en una de las mesas al aire libre de la cafetería. Vieron como los dos hombres enchaquetados caminaban tranquilamente por la calle charlando como si nada. Y Kate y Gerard hicieron lo mismo. Entonces, sin que ninguno de los dos se lo esperara, los dos tipos cogieron por una calle sin salida.
    -¡Kate, se nos escapan!
    -No te preocupes, Gerard, no podrán escapar, te lo aseguro.- Le respondió Kate bastante confiada de sí misma.
    De todo menos pequeña fue su sorpresa cuando vio como aquellos dos tipos subían a toda prisa una larga escalera hasta lo alto del edificio. Se estaban escapando. Se habían dado cuenta.
    -¡Oh, mierda!- Se lamentó Kate al tiempo que corría hacia ellos a todo gas. A una buena distancia entre ellos corrían y corrían sin parar. Aunque pronto cayó en la cuenta de un pequeño detalle: Gerard había desaparecido. Fugazmente miró hacia atrás. No le veía. Sólo sabía que estaba corriendo sobre los tejados de aquellos antiguos pisos tan rápido como su delgado cuerpo le permitía.
    De mientras, los dos mafiosos entraron por la puerta de un saliente del tejado. Luego cayeron sobre una planta totalmente oscura, sólo alimentada de luz mediante las grietas presentes en el destrozado techo. En aquella sala sólo había muebles viejos y bastante roídos. Después bajaron unas estrechas escalerillas que les condujeron hasta la planta baja del edificio, ya que el ascensor no funcionaba.
    Entonces Kate  se percató de cómo su teléfono móvil estaba sonando. Era Larry, uno de los agentes a su disposición.
    -¿Qué pasa ahora?- Le respondió Kate con una voz notablemente cansada.
    -Kate, le hemos encontrado. Va caminando por la calle principal. ¿Le seguimos?
    -¡¿Cómo?!

                                            Continuará...

Por: Jonathan Molina

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